La Encuesta Continua de los Hogares Españoles del año 2016 refleja que la demografía y el estilo de vida de nuestro país están cambiando. Esta encuesta nos indica que las personas mayores de 65 años que viven solas en España ascienden a 1.933.300 lo que implica un 4% más que el año anterior. De éstas más de un 70% son mujeres y de ellas casi la mitad viudas.

Cada vez hay más hogares unipersonales en nuestro país, en concreto el año pasado se registraron 4.638.300 personas viviendo solas.

Una de las causas es el incremento de la esperanza de vida por ello, son los mayores los más numerosos en cuestión de hogares unipersonales. Un dato que llama la atención es que casi un 40% de mujeres mayores de 85 años vivían solas.

Hogares monoparentales

Los hogares monoparentales son aquellos donde convive al menos un hijo con uno sólo de sus progenitores. En estos casos cabe destacar, que en 1.592.200 son hogares formados por una madre y un hijo, lo que supone un 81% del total de este tipo de hogares. Frente a 373.700 que lo forman padres con hijos.

En dos tercios de los hogares monoparentales el progenitor vivía con un sólo hijo.

Una tercera parte de los hogares monoparentales el progenitor tenía 65 años o más.

Por edad, los hogares con madres soltera con hijos estaba formado por mujeres de 35 o mayores en un 78%.

Consecuencias de estos cambios demográficos

Los mayores están más solos, y como consecuencia casi directa, hay más depresiones entre las personas mayores. No es lo mismo que vivan con sus hijos colaborando y ayudando en casa y  a educar a los nietos como pasaba antes, que esta nueva situación. Muchos mayores se sienten poco útiles después de haber dejado su actividad laborar pues parece que no los necesita ni la sociedad ni sus propias familias.

Otra derivada que revela este estudio es que las familias son cada vez más reducidas y también resulta difícil inculcar a los niños valores como el respeto a los mayores, generosidad, interés por sus orígenes, la pertenencia a una familia más allá que sus padres, …

No hace tantas generaciones, la familia era la base de la vida y el apoyo para casi cualquiera, se compartía todo y todos remaban por un fin común. Ahora hemos creado una sociedad que nos hace individualistas, que nos hace mirar sólo por nuestro bien propio, que hace que no nos interesemos por nuestros mayores, los cuáles nos han criado y educado.

Debido a este estilo de vida, cada vez es más difícil que se genere un aprendizaje intergeneracional en las familias, ya que en casa ya no es común que estén los abuelos (solo cuando son muy mayores y dependientes) y el tren de vida actual en muchas ocasiones no permite que nuestros hijos mantengan un contacto habitual con nuestros progenitores. Esto hace que nuestros hijos no sepan de dónde vienen y lo interesante que fue la infancia y vida de sus abuelos y abuelas. Se van perdiendo tradiciones familiares, juegos, incluso recetas de las abuelas.

Otra consecuencia lógica de este cambio de estilo de vida es la dificultad para conciliar la vida familiar con el trabajo de los padres y madres: si los abuelos y abuelas vivieran en casa, como hace tiempo, a los padres les sería más fácil la crianza de sus hijos con la ayuda incondicional de sus padres o suegros.

Los tiempos cambian y con ellos la forma de organizar nuestras familias, pero no lo que nunca debemos hacer es olvidar lo importante que son los mayores tanto para la sociedad como para nuestra propia familia. Son la experiencia, la sabiduría, el sacrificio, la historia viva,…, el pilar que sustenta cualquier sociedad.

En Quiero Un Abuelo sabemos lo importante que son los mayores para la sociedad en general pero en especial para el desarrollo y educación de los niños. Por ello, si eres mayor y te gustaría compartir parte de tu tiempo y experiencia con niños que no tienen la posibilidad de tener a sus abuelos cerca puedes formar parte de nuestra red de abuelos. Pincha aquí para tener más información.