
5 Poderosas razones para ir a visitar a los abuelos
Hay muchos tipos de relaciones de abuelos y nietos. Los niveles de apego a la relación son muy diversos pasando desde los abuelos que prácticamente crían a sus nietos, hasta los abuelos que sólo los ven en los días señalados y/o festivos. Pero aunque la relación con los abuelos/as no sea fluida hay poderosas razones para ir a visitar a los abuelos.
Hoy hablamos de esas relaciones más distantes donde las visitas a casa de los abuelos es casi por obligación y donde los pequeños no tienen esa relación de confianza con los abuelos o abuelas y les cuesta ir a verlos.
Los motivos por los que esta relación es más fría pueden ser varios, y no vamos a entrar ahí. Lo cierto, es que pese a que pueda existir una mala relación entre los abuelos y los padres que haga que el trato con los nietos sea distante, no debemos de impedir nunca que los nietos vean a sus abuelos. Es más debemos fomentar esas visitas por varias y poderosas razones:
- Los abuelos no vivirán para siempre y lo que no hagamos hoy puede que no podamos hacerlo el día de mañana. Parece un tópico y a veces vivimos tan deprisa que se nos olvida que los abuelos y abuelas morirán algún día. Los niños deberían de tener la oportunidad de conocer a sus abuelos y saber cómo son, con sus virtudes y defectos. Así, el día de mañana serán ellos los que tengan argumentos para juzgar y decidir el tipo de relación que quieren tener con ellos.
- Los abuel@s son el vínculo con el pasado que no se debe perder. A los niños les encanta saber cosas del pasado, cómo vivían sus abuelos, a qué jugaban, cómo era su colegio… y nada mejor que lo sepan de primera mano. Ha cambiado tanto la sociedad en tan poco tiempo que con retroceder cincuenta años en el tiempo, la vida era totalmente diferente y eso les apasiona a los niños. Los abuelos pueden dar una “clase de historia” perfecta y personal.
- Cuanto más vayamos a visitar a los abuelos mejor será la relación abuelo/a- nieto/a. Es lógico, un niño no puede tener confianza con una persona que ve una vez al año. Hay que fomentar esas visitas y, en muchos casos, es labor de los padres pues los hijos no pueden decidir las agendas.
- Los abuelos son un pilar fundamental en la familia y gracias a ellos han nacido sus hijos y sus nietos. Es bueno que los niños conozcan la historia familiar y, ¿quién mejor que sus propios abuelos para contársela? Así los pequeños aprenden a que son parte de una familia y quiénes son sus antepasados. ¿Sabes el nombre de tus tatarabuelos, a qué se dedicaban, cómo eran? Tu abuelo o abuela sí que lo saben pues eran sus propios abuelos. Visitar a los abuelos es una oportunidad fantástica para hacer un árbol genealógico y saber quién es quién en la familia.
- Alegraremos el día a los abuelos/as con nuestra visita. Muchas veces la vida de los mayores se vuelve rutinaria y cualquier cosa que rompa esa rutina es una novedad. Lo más habitual es que el día que los nietos llaman a la puerta de los abuelos se termine convirtiendo en preludio del mejor momento del día o incluso de la semana. Los niños son pura espontaneidad y suelen sacar una sonrisa de forma muy sencilla a los abuelos.
Esperemos que estas razones sean suficientes para ir a visitar a los abuelos más a menudo. Si conseguimos que alguien que lea este artículo coja el teléfono y llame a los abuelos para hacerles una visita, nuestro objetivo estará cumplido con creces.
Para esas familias que no tienen ya a sus abuelos o la distancia impide una relación fluida, nació Quiero Un Abuelo, una iniciativa que pone en contacto a personas mayores que quieran ejercer de abuelos/as en esas familias. Funciona porque hay muchos mayores solos con mucho amor que dar y, a la vez, muchas familias cuyos pequeños desean tener un abuelo o abuela para jugar y compartir momentos. ¡Únete a nosotros!