Los abuelos normalmente, colaboran en la educación de los nietos de forma espontánea. Ayudan a identificar los problemas que puedan aparecer y están ahí para pedirles consejo. El problema comienza cuando esos consejos se vuelven órdenes que los padres deben acatar en la educación de sus hijos. ¿Debe un abuelo/a contradecir o regañar a su hijo por la educación que éste quiera darle a su hijo? ¿Cómo evitar esos conflictos entre abuelos y padres?

Los abuelos/as ya fueron padres en su momento y educaron a sus hij@s de la mejor forma que pudieron o supieron en los momentos que les tocó vivir. Tal como fuera, esos hijos se hicieron mayores y ahora les toca a ellos tener descendencia y dedicarse a su educación y bienestar.

Hay algunos casos en los que los abuelos o las abuelas intentan educar también a sus nietos a su manera y esto puede provocar conflictos entre abuelos y padres cuando divergen las formas de educar.

Los abuelos están ahí y son fuente de sabiduría y experiencia y casi todo lo que puede pasarle a un padre con su hijo, ellos ya lo han vivido. Por ello, es importante escuchar los consejos que tengan que decir y pedirles ayuda cuando exista alguna situación nueva para los progenitores.

Una abuela o un abuelo no debería contradecir a un padre o una madre en lo que respecta a la educación de su hijo. En condiciones normales, en las que los padres son personas responsables y pretenden criar a sus hijos con esa responsabilidad, los abuelos no deberían interferir y ni mucho menos condicionar sus decisiones.

Si un padre castiga a su hijo porque ha hecho una trastada, no será conveniente para la educación del pequeño que venga el abuelo y le quite el castigo, y mucho menos que se confronte con el padre delante del pequeño para recriminarle su castigo.

Todos conocemos alguna abuela o abuelo que pretende inmiscuirse en la vida familiar de sus hijos intercediendo en pequeñas decisiones o en cuestiones importantes. Este comportamiento es arriesgado incluso peligroso para el bienestar familiar y para el desarrollo de los pequeños pues no sabrán quién toma las decisiones en casa, si sus padres o los abuelos.

Por ello si el abuelo/a quiere que sus nietos se eduquen de manera correcta y sean felices es necesario que ejerza el papel de abuelo/a. Estando ahí si alguien le pide un consejo o incluso indicando si ve algún comportamiento que le llame la atención pero en ningún caso debe provocar conflictos entre abuelos y padres.

Para pararle los pies a este tipo de personas es recomendable que lo haga el hijo o hija del abuelo que pretende imponer su criterio y no la pareja. Más vale sentarse una vez con el abuelo/a y decirle claramente la posición de los padres al respecto. Dialogando tranquilamente pero dejando claro que los responsables de la educación del pequeño son los padres y no los abuelos. Es esencial el dialogo, la tolerancia y el respeto entre ambas partes, además de establecer ciertos límites.

Otra cosa distinta será si los abuelos identifican un problema real y serio en el que los progenitores no sean capaces de asumir su rol y se vea que corre peligro el bienestar del pequeño. En estos casos extremos, deberá acudirse a la autoridad social que corresponda para que evalúe la capacidad de los padres de educar a sus hijos. Estos casos son pocos pero quien mejor que los abuelos para identificar que un niño no está siendo bien tratado por sus padres, pues existe un problema de drogas, malos tratos, abusos… En estas situaciones los abuelos deben armarse de valor y denunciar si es preciso a sus propios hijos por el bien de sus nietos.

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