No al exceso de actividades extraescolares

Niño cargando con el planeta tierra
7 Sep, 2018

No al exceso de actividades extraescolares

Estamos a tiempo de hacer un llamamiento a todos esos padres y madres que organizan las agendas de sus hijos y las llenan de actividades extraescolares.

Ante todo debemos recordar que los niños son niños y que sus principales tareas deben ser aprender y jugar, y no necesariamente por este orden. Los niños deben ir al colegio y los padres debemos intentar que lo hagan de buena gana y con un actitud positiva, sólo así podrán estar motivados para aprender y sacar el máximo partido a sus clases.

Hay padres y madres que quieren que los pequeños aprovechen todas sus horas aprendiendo multitud de actividades. Como si quisieran hacer pequeños genios multitareas y que a los 12 años sean capaces de programar, que toquen el piano, que sean campeones en atletismo, por supuesto, bilingües en inglés y con conocimientos de chino.

Esta es una tendencia cada vez más extendida y que desde aquí nos gustaría invitar a la reflexión sobre este este tema.

La rutina de un niño suele ser que se levante sobre las 7:30 (según los casos) tendrán clases desde las 9 hasta las 14 o si tienen turnos de tarde también por las tardes. A las 5 de la tarde comienza la maratón de los padres por cuadrar horarios y actividades extraescolares. A las 5:30 clase de inglés para la pequeña, a las 6:00 natación para el mayor, a las 6:30 recoge de inglés y lleva a piano, a las 7 recoge de natación y lleva a robótica. A las 7:30 comienza la vuelta a casa.

Cuando vuelven a casa tienen deberes con los que se ponen a eso de las 8 de la tarde. ¿Cómo puede estar un niño a las 8 de la tarde, que se ha levantado a las 7:30 y que no ha parado en todo el día? Cansado y sin capacidad de concentración. Entonces empiezan las peleas caseras con los deberes y el plantearse que el niño puede tener algún problema de concentración pues no consigue entender lo que lee ni conceptos básicos.

Se acaban los deberes, ducha, cena y acostarse. Y a la hora de la cama pueden pasar dos cosas o que caigan sin rechistar pues necesitan descansar o que estén tan cansados que no sean capaces de conciliar el sueño. Si no se duermen suele dar lugar a otro conflicto con los progenitores que también están cansados y quieren respirar un poco de la locura de su día. Ha acabado el día y el niño no ha tenido tiempo de jugar ni de aburrirse. Esta es la rutina de muchas familias con niños en edad escolar. ¿Mejorable? Sí, fácilmente.

Padres y madres: hay que dejar tiempo de ocio a los niños, para que jueguen, para que lean, para que se aburran y activen su imaginación. Es tan importante esto como que aprendan inglés.

Hay que racionalizar las actividades extraescolares de los pequeños y a ser posible que elijan ellos. Todos los días deben tener al menos dos horas sin programar. No podemos ni debemos sobrecargar a los niños con actividades pues no serán niños felices ni plenamente desarrollados pese a que aprendan robótica o ajedrez. Los niños al igual que los adultos necesitan tiempo de ocio. Recordad que en invierno las tardes son muy cortas y los niños deben acostarse temprano, por tanto, el tiempo ni las fuerzas de los peques no son infinitas.

Lo ideal sería que los pequeños hagan alguna actividad que les ayude a desarrollar alguna capacidad en la que destaquen y se sientan cómodos. Así la tomarán como un juego pues les gusta y les entretiene. También es aconsejable que realicen alguna actividad física, algún deporte de equipo para que aprendan a relacionarse de forma solidaria mientras ejercitan su cuerpo.

Y si de veras tienes interés en que tu hijo aprenda tantas cosas racionaliza sus actividades extraescolares y cuenta también con los periodos vacacionales. Quizás sea más provechoso que hagan un curso de inglés intensivo tres semanas en verano que no dos veces en semana una hora…

Aprovechamos para invitarte a conocer la labor de Quiero Un Abuelo, si tus hijos no tienen abuelos/as cerca y te gustaría que crecieran con el cariño de una persona mayor puedes conocer a alguna de nuestras abuelas/os.

 

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